Sensible y latente

Que frío el andar del suspiro

haciendo clamor con las manos,

como cuando sacudes torpezas

y las sacudes en sátiras



Que templado el toque desnudo

haciendo frenesí con la lengua,

como cuando destejes sedas

y las destejes en tiras



Que cálido el albor de la mirada

haciendo fuego con los labios,

como cuando comes palabras

y las comes en brazas



Que abrazador el libido del gemido

haciendo chispa con la furia,

como cuando alteras doctrinas

y las alteras en trazas



Que familiar la insólita evocación

haciendo mella con la memoria,

como cuando extrañas personas

y las extrañas en oleadas



Porque ahora abordar el agobio intrínseco

es la certeza de almas inconmensurables

que convergen en los lienzos de las piernas,

cuando la entraña se recubre de paz

para estrecharse extraños y latentes,

en el espíritu sensible de nuestra libertad.

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