Gama de amor I, II y III

I

Quien diría que el amor
tiene un poco de cada cosa,
no se define ni sistemáticamente
ni con dogmas que terminen
en fracasos y excusas.


El amor es el claro oscuro del rostro
que se esconde entre la nada,
un rostro que no tiene forma,
que se pierde entre las palabras y los actos,
y que poco a poco bajo mis pies se pierde el suelo.


Cada quien lo imagina
entre el dolor, la angustia y la felicidad,
algunos ni siquiera lo alcanzan a ver
entre la prisa, el ruido y la locura del mundo
del porque negarse la paz
que forma a su alrededor,
la feliz vida entre un infeliz
tonto que no puede ver más allá
de su casa de cristal,
que muchas veces entre sus uniones
de diamante busca la manera de huir,
encontrando la salida por la puerta
que nunca estuvo cerrada,
que el cerrojo de las cuatro paredes
solo perderá su efecto
entre risas, rimas y lágrimas.

II

Quien diría que el amor no son dos sílabas,
que a los dos segundos se pueden interpretar
como un par de besos, unas palabras,
abrazos y caricias que después
de hechos son olvidados.


Que la pena no es la razón del miedo,
y que el miedo es la razón de la pena.


Para el amor no hay sinónimo,
y que no tiene valor,
por que nunca alcanzaran medidas
o insuficiencias para definirlos.


Que ha vivido mil veces, nace,
vive, muere y vuelve a surgir de la nada,
nace de ella de la inexistente nada,
porque la acompaña, porque la llena
y la complementa con su infinidad.

III

Quién diría que el amor ha perdido su profundidad,
si el calor de la pasión del mundo va
quemando los glaciares,
y que el agua nos esta cubriendo los cuerpos,
junto con el vapor que se nos sube a la cabeza.


Y los bajos instintos se han salido de sus jaulas,
proponiendo corrupción,
realizando hechos tétricos
en nombre de un concepto de amor
que si se define,
que se concibe como temor y engaño,
donde la mente ya no es necesaria,
porque el amor se ha transformado,
mutado en control y ya no somos más que títeres.

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